Cuidadores patrimoniales para evitar el vandalismo

Llevo casi dos tercios de mi vida, viviendo en esta ciudad a la que siento mía (por adopción) y le estoy muy agradecido por todo lo que me ha dado. Me alegro mucho cuando se la mejora, cuida y embellece. De su lado y por épocas e ítems, me entristece la desidia, el abandono y la falta de elementales cuidados en espacios y servicios públicos, generada a veces por directas omisiones, y otras por “errores no forzados”.

Me aparto de los temas personales que me han demandado extendidos reclamos sin solución, de luminarias apagadas y no recolección de residuos (todo con sistemáticos cambios de número de reclamos que ya abandoné por demolición) y me avoco a un flagelo delictual que viene asolando a los espacios públicos, sobre lo que propondré una humilde solución.

Las esporádicas y siempre tardías reparaciones del mobiliario urbano duran lo que un suspiro

Todos los días nos enteramos por los medios, o por propia percepción, de ataques vandálicos perpetrados en escuelas, plazas y lugares públicos en general (calesitas, bancos - asientos, fuentes, estatuas, monumentos, etc.). Apena ver el estado de los aparatos para ejercicios físicos que se instalaran con muy buen tino y criterio tiempo atrás en lugares abiertos, tales como: bosque, parques y plazas locales, que fueran recibidos con beneplácito por parte de los cada vez más usuarios de espacios públicos que ha tomado el sano hábito de ejercitarse físicamente, y que no les queda cómodo por tiempo, distancia o “bolsillo” el gimnasio privado. Asombra y llama dolorosamente la atención, como se logran romper gruesos y muy resistentes caños que componen dichos aparatos.

Las esporádicas y siempre tardías reparaciones que se llevan a cabo duran -lamentablemente- lo que un suspiro, toda vez que en breve lapso, el objeto de que se trate vuelve a sufrir un nuevo vandálico ataque, lo cual, en la mayoría de los casos, lo deja en peor estado que en la arremetida (delito de “daño agravado”) anterior.

Y ello así pues no hay verdadera y eficaz protección efectiva del patrimonio público.

Antes de ir al grano con mi propuesta, comento brevemente que antes de la creación de la policía local participé de alguna reunión en la sede de la Asociación de Magistrados de esta ciudad, en la que con énfasis destaqué la necesidad de asignar en puntos estratégicos un número no inferior al 50 por ciento de los efectivos (de los por entonces mil y pico de cadetes), para desempeñarse una vez debidamente formados, exclusivamente en las franjas horarias conflictivas, generalmente -según época del año- de 20:00 a 08:00 hs.

Por supuesto debidamente equipados (móviles; indumentaria, equipos de comunicación, etc.) y con adecuados francos compensatorios, sin dejar de considerar algún plus remuneratorio especial.

La realidad me demostró que mi humilde propuesta cayó no en saco roto, sino “destrozado”, pues en la actualidad, no se ven -en adecuada medida- ni la “antigua”, ni la nueva Policía en dichos lapsos críticos.

En la actualidad no se ve -en adecuada medida- ni la antigua ni la nueva policía custodiando el espacio público entre las ocho de la noche y las ocho de la mañana

Por razones de espacio voy al grano con la propuesta la que, obviamente, enunciaré a trazos gruesos. Se deben crear (o poner verdaderamente en marcha) “cuidadores patrimoniales”, quienes pertenecerán a la planta de empleados provinciales o municipales, según su caso, con igual remuneración.

A propósito de la remuneración, deberá ser harto adecuada en razón de la labor y hora del día en que la prestan. Debe considerarse lo que se ahorrará económicamente evitando al vandalismo, con una oportuna y eficaz comunicación a las autoridades policiales para que concurran rápida y prestamente al sitio donde se está produciendo el hecho vandálico.

Estas personas deberán ser debidamente capacitadas a tales fines. Estimo como edad más adecuada, entre los 30 a 50 años, de ambos sexos, a quienes previa instrucción, se lo dotará de una red especial de comunicaciones para que se reporten a su central, y principalmente a la autoridad policial de la jurisdicción (según jerga), para que en el momento vandalismo concurran según necesidad, uno, dos o más patrulleros, o fuerza especial de la policía que corresponda (convenio de operatividad mediante).

Deberá estar dotado/a de un móvil adecuado (si no es identificable, mejor) y en algunos casos (edificios públicos, etc.) instalados en una oficina o habitación para que, desde el sitio, pueda controlar su área.

En ambos supuestos, deberá estar dotado/a de una notebook o asemejable, conectada (Wi Fi u otro) a la red de cámaras, dispositivos estos que debieran incrementarse a tales fines, en los sitios estratégicos.

Quiera tomarse la presente como una iniciativa de la mejor buena fe. Se aceptan mejores, que estoy seguro las habrá, pero de una vez por todas, manos a la obra!

(*) Juez en lo Criminal de La Plata.