La tradición de los policías británicos sin armas, en el centro del debate

La muerte del heroico policía, de civil y desarmado, que enfrentó al atacante de Londres y murió, reabrió el debate sobre la posesión de armas de los policías en esa capital y en todo el Reino Unido. Una de las víctimas fatales del atentado cerca del Parlamento de Westminster fue el agente Keith Palmer, mientras el estado de alerta por terrorismo desató todo tipo de polémicas. Las estadísticas de uno de los países más en riesgo de atentados dicen que sólo el 4,4% de los policías británicos están armados. En 2016, en Inglaterra y Gales fueron disparadas sólo siete balas, la cifra más alta desde 2009.

En la policía de Londres, más del 90% de los agentes cumplen sus labores sin usar jamás una pistola. En 2016, aún cuando hubo más de 3.000 hechos de violencia con armas, los policías londinenses lograron no disparar ni un solo tiro.

En Gran Bretaña, cada vez que un agente dispara y provoca heridas a alguien se abre en forma automática una investigación de una comisión independiente, la Independent Complaints Commission. Un “modus operandi” ejemplar y motivo de orgullo para quien trabaja con el principio de “mantener el orden a través del consenso y no con la fuerza”. Fundada en 1892 por Robert “Bob” Peel, de ahí el afectuoso sobrenombre de “Bobbies” a los policías de Londres, la Policía Metropolitana siempre se distinguió de otras fuerzas de seguridad. Empezando por sus uniformes, de color azul en lugar de rojo del ejército, porque la idea del fundador fue que los “Bobbies” deben ofrecer un servicio a los ciudadanos y no ser considerados “una fuerza de ocupación”.

El pedido de portar armas fue siempre voluntario y para tenerlo los agentes son sometidos a largos y complejos entrenamientos, con exámenes psicológicos incluidos. Según funcionarios de la institución, los test psicológicos son uno de los motivos por los cuales tantos policías no piden llevar arma. Pero luego de los atentados cometidos en París, Niza, Bruselas y Berlín algo cambió. Al día siguiente de las masacres de París, en Gran Bretaña fue creado un equipo especial antiterrorista de 130 hombres armados hasta los dientes y dotados de la tecnología más sofisticada. Hace un mes, un sondeo realizado entre los “Bobbies” reveló que la mitad de los agentes de la Policía Metropolitana quiere más personal armado y el 75% reclama una pistola Taser (eléctrica).