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Sobre el final, Estudiantes logró el empate que merecía: 1 a 1 ante Godoy Cruz

VIDEO.- El Pincha, con orgullo y fútbol, llegó a la igualdad cuando el partido rozaba los 90 minutos. El equipo de Domínguez  mostró en el segundo tiempo que, pese a lucir cansado, no perdió las ganas de jugar como lo pide el técnico. Zaid Romero, el autor del tanto albirrojo.

Estudiantes logró un empate ante Godoy Cruz que no le sirve demasiado en un tramo del año en el cual no tiene mucho en juego. Pero fue un punto que premió la fuerza a su empuje, a sus ganas y a un fútbol que pese a lucir deslucido en comparación a meses atrás todavía sigue vivo. Empató 1-1 como local contra los mendocinos para levantarse del piso y llegar de pie al receso antes de cerrar sus últimos dos partidos.

El equipo de Eduardo Domínguez no jugó bien pero de ninguna manera merecía irse con las manos vacías. Fue un equipo cansado, con la máquina desgastada y con la necesidad de un pronto descanso. Pero fue un equipo que luchó hasta del final con su receta en la mano, con su estilo y con mucho orgullo. Logró el empate sobre el final y por muy poco casi lo gana.

En el primer tiempo Estudiantes lució un juego agotado y golpeado luego de la derrota ante Huachipato. Fue un equipo deslucido pese a sus ganas, saturado y sin ideas ofensivas. Y fue un equipo débil para defender cuando el rival lo atacó. De hecho sacó del medio en el primer remate formal al arco.

En el arranque Godoy Cruz manejó más y mejor la pelota. Con tres delanteros y cuatro volantes bien abiertos que siempre hizo ancha la cancha y llegó primero a la pelota. Mostró que su idea de juego no se vio afectada pese a los golpes que tuvo a lo largo del año: la eliminación en el repechaje de la Libertadores y quedar afuera de la Copa de la Liga en cuartos de final pese a ser el mejor de la fase de grupos.

Le costó 10 minutos al local encontrarse en el partido. Pero cuando logró manejar la pelota mostró la carencia de las últimas fechas: la efectividad ofensiva. Intentó mucho y llegó poco. Siempre erró el pase final, el centro o la decisión de mitad de cancha para adelante. Sólo una vez estuvo a tiro del gol y fue a los 16 minutos, cuando Tiago Palacios -el jugador más decidido remató fuerte y su tiro lo desvió el arquero. En el rebote no llegó Correa, a quien dos veces luego el árbitro Pablo Echavarría le anuló jugadas sin esperar la sanción del juez de línea.

Y como la semana pasada por la Libertadores, la primera vez que el rival llegó hasta el área propia fue gol. A los 23 minutos una jugada muy confusa por la derecha encontró a Barrea tirando un centro al vértice del área chica, en donde Vicente Poggi se anticipó a los centrales y al arquero Mansilla para anotar el 1-0, que no justificaba lo visto en campo pero dejaba en evidencia la flaqueza de un Estudiantes que no se asemeja en solidez ni por asomo al de comienzos del año. Cada vez que le llegan le convierten.

El mediocampo no funcionó en ese primer tiempo. Está mal José Sosa, Santiago Ascacibar se desordena por la derecha y Enzo Pérez ya no puede ganar en todos los cruces. Y si para colmo los tres están mal con la pelota, el equipo no encuentra la manera de abastecer a los extremos mucho menos al único punta que anoche fue Correa. Párrafo aparte para Edwuin Cetré, en uno de sus peores partidos desde que viste la camiseta Pincha. Casi que no participó del juego. El equipo se fue al vestuario con un pedido a gritos de cambio para poder torcer el resultado. O sustituciones o nuevo sistema. Algo. Estaba claro que siguiendo así no iba a ir a ningún lado.

Para el segundo tiempo adentro Fernando Zuqui por Ascacibar y Gastón Benedetti por Meza. Nombre por nombre en principio para un equipo que siguió igual, con ganas y una voluntad de juego que no fluyó. Y las pocas veces que logró arrancar con fuerza de mitad de cancha para adelante se encontró con un rival que sistemáticamente cometió alguna infracción sin recibir ni siquiera una tarjeta amarilla. Se lo permitió el árbitro, claro está.

En ese segundo tiempo Cetré recibió más pelotas, ya no tan recostado sobre la izquierda sino unos metros más adentro porque fue Benedetti el encargado de ir sobre la línea. Resolvió todas mal, ya sea con el remate alto, desviado o un pase que nunca lo hizo. Y la que hizo bien se la sacó Franco Petroli al córner.

Pasados los 20 minutos, con Zuqui como faro, con Pablo Piatti más movedizo que Sosa y con Cetré intentando algo por la izquierda el Pincha fue por el gol. Lo buscó con su estilo aunque eso le quite sorpresa y aunque en toda la noche le faltase ese último pase, el maldito último pase que no lo pudo encontrar. Por eso no tuvo una sola chance clara de gol, más allá del cabezazo del colombiano y algún remate desde afuera del área. En una noche que no fue la suya estaba claro que no le iba a caer un gol del cielo. Lo tuvo que buscar y lo encontró a falta de cinco minutos por una pelota parada, un cabezazo en el primer palo y un Zaid Romero que la empujó para sellar el empate y despedirse con el escudo en sus labios. Merecido por él y por el equipo.

 

Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2024-6-4-1-48-25-orgullo-y-futbol-para-lograr-un-merecido-empate-deportes

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