Estudiantes se puso de pie después de dos derrotas seguidas. Es verdad que no pudo ganar, pero mostró una rebeldía que estaba ausente. En un partido intenso empató 1-1 con Boca luego de estar en desventaja y dejando imagen de equipo con más pretensiones y grandeza que el otro. Mucho no le servirá este punto en la tabla de posiciones, pero sí en lo anímico porque mostró muchas cosas buenas que no estaba teniendo.
El partido pudo ser para el Pincha, que además de haber terminado mucho mejor el juego se chocó con la barrera del VAR, que le anuló el gol del triunfo en el segundo minuto de descuento, por el finísimo off side de Federico Fernández, que le había bajado la pelota a Luciano Giménez. Hubiese sido el premio justo para un equipo que jugó como un grande.
En el primer tiempo Boca se mostró más suelto de mitad de cancha hacia adelante, con Kevin Zenón, Miguel Merentiel y Milton Giménez. No sostuvo el dominio los 45 minutos, pero fue más peligroso y jugó más tiempo del período en campo de Estudiantes. Siempre estuvo con una velocidad más y insinuó que en la primera de cambio podía lastimar como para empezar a marcar la cancha.
Por la banda izquierda de su ataque, en donde estaba Eric Meza y Tiago Palacios por delante fue el callejón elegido para llegar hasta el arco de Matías Mansilla, que se cansó de descolgar centros y tapar un par de remates, como el de Pol Fernández desde afuera del área o el cabezazo de Lema en una seguidilla de tiros de esquina cuando la visita dominaba y era más. Y la más clara fue la del peruano Advíncula, que en una contra letal tuvo a tres jugadores contra Meza y el pase de Merentiel dejó solo al lateral, que definió mal y su tiro al arco se fue junto al palo del arquero, en la jugada más clara.
Al Pincha le costó manejar la pelota. Estuvo incómodo en el mediocampo porque José Sosa no estuvo presente y a Gabriel Neves le costó encontrar la posición. Sólo Enzo Pérez jugó con el ritmo que pedía el partido. Los demás no acompañaron, porque Palacios y Pablo Piatti se enchufaron un ratito nada más y Guido Carrillo quedó muy solo arriba, luchando cuerpo a cuerpo con los centrales del rival.
Estudiantes pareció encontrar su momento en el partido en el final. Presionó unos metros más adelante y desde la lucha desnudó falencias defensivas y tuvo aproximaciones. Un tiro de Piatti y un gol anulado a Palacios (off side de Enzo Pérez) fueron lo más peligroso pero una esperanza para el segundo tiempo: si se animaba podía conseguir un premio. Pese a estar sin variantes, con la confianza por el piso y ante un rival con mejores individualidades, no parecía tener todo perdido.
Por eso se animó Eduardo Domínguez en el segundo tiempo. Afuera Sosa, de opaco primer tiempo, para dejarle su lugar a Luciano Giménez, que a los 5 minutos cuando parecía que definitivamente Estudiantes estaba mejor y atacaba por la banda izquierda de Santiago Arzamendia, ensayó una chilena en el área como dos años atrás Mauro Boselli. La pelota pasó a centímetros del palo izquierdo de Chiquito Romero.
Pero Boca encontró en su primera llegada, esta vez por la banda derecha, un centro que llamó a la desatención de Luciano Lollo y Mansilla, la pelota quedó regalada adentro del área y Milton Giménez, el goleador impensado,, marcó el 1-0, que no tenía mucho que ver con el trámite pero que se ajustaba a lo sucedido en los 52 minutos. Iban 7 del complemento cuando la visita se ponía al frente.
El gol fue un golpe total para Estudiantes, que sintió el impacto y un freno a esa ilusión de repunte. Tardó más de 10 minutos en volver al partido y el tiempo que utilizó Domínguez para ver de qué otra manera podía despertar a un equipo cansado, apagado y sin resto. Edwuin Cetré por Piatti el reflejo para buscar por la izquierda, con el colombiano, abrir una defensa que de inmediato tuvo a Marcos Rojo en cancha y una reprobación pocas veces vista en La Plata: los 32 mil hinchas lo insultaron y lo trataron de traidor. Nunca sucedió con un jugador formado en la casa. Su ingreso fue para contener el juego aéreo, con Carrillo, Giménez, Lollo y Fernández en cada pelota parada.
Por esa vía el Pincha tuvo un par de chances que controló Romero y fue la que generó la segunda jugada que le dejó servido el gol a Cetré, cuando se jugaban 35 minutos. Increíble que una defensa con tantos centrales haya descuidado así. Premio para el equipo que buscaba con ganas y castigo al que con todo a favor eligió tirarse bien atrás.
No se conformó y fue por más. Siguió atacando a un rival groggy. Y tuvo el premio en el descuento, con el gol de Giménez. El VAR sacó un conejo de la galera para darle más vida a Martínez y algo de oxígeno. Nadie está seguro que haya sido off side. Pero Estudiantes se tiene que quedar con las muchas cosas buenas que hizo en el segundo tiempo.
Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2024-8-27-2-14-55-el-var-no-quiso-deportes
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