El Lobo no pudo validar el punto logrado en Victoria frente a Tigre porque no encontró los caminos para derrotar a Deportivo Riestra. Por eso, el 0 a 0, más allá de señalar el séptimo encuentro sin derrotas para el Tripero y la quinta valla invicta para Marcos Ledesma en los últimos siete partidos, dejó la sensación agria de haber dejado pasar la ocasión ante un rival duro pero ganable, más en casa.

Fue un partido difícil de analizar porque hubo algunas actuaciones contorvertidas (para algunos, Abaldo generó mucho; para otros, lo condenaron sus malas decisiones. Sólido desde la estructura defensiva con Leo Morales sobrando para que Yonathan Cabral y el debutante Enzo Martínez (buena presentación del charrúa) se encargaran del oficio y las mañas de Jonathan Herrera y Nicolás Benegas, sobrevoló la tarde la sensación de que al Lobo le faltó un generador de juego.

Extrañó horrores la mejor versión del “Pata” Castro y quedó la sensación de que De Blasis va de a poco para estar de la mejor manera posible cuando llegue el partido ante Boca por la Coipa Argentina. En ese contexto, sumada la ausencia de Briasco, se entiende que Gimnasia no haya llegado de la mejor manera al choque frente al Malevo.

No jugó bien Gimnasia. Por eso, el resultado tuvo sabor a muy poco. Solamente en un pasaje de la segunda etapa todo el Bosque sintió que el equipo de Méndez podía quebrar a su rival. Fue apenas un espejismo. Incluso en los últimos minutos, un par de contras de Deportivo Riestra le dieron la derecha al entrenador mens sana y su decisión de no desarmar la estructura de tres marcadores centrales. ¿Tardó mucho Méndez en los cambios? Es posible. Genera la misma duda que el armado inicial del equipo.

Iban apenas segundos del partido cuando Rodrigo Castillo peinó, se fue por la derecha el uruguayo Abaldo -que le ganó la espalda a su marcador, Jonathan Goya, como durante gran parte de la tarde- y su remate con tres dedos del pie diestro se fue apenas desviado. Avisó Gimnasia de movida.

A pesar de que el Lobo tuvo campo y pelota para ir inclinando el partido hacia el arco de Arce, le costó mucho al equipo de Marcelo Méndez generar situaciones concretas de gol. Con una estructura de tres centrales, los laterales Pintado y Colazo fueron decididamente mediocampistas para abrir el juego desde el tándem Fernández-Garayalde hacia afuera, dónde especialmente Matías Abaldo pudo marcar alguna diferencia en los primeros minutos.

Otra picante aparición de Matías Abaldo, quien ganó una pelota dividida y remató al primer caño donde estaba parado Arce, sacó al juego de la monotonía del Lobo buscando sin encontrar y Riestra apostando a contener y ver que pasa en ofensiva.

El juego descendió en su status, de monótono a ordinario. Cortado, friccionado, casi no hubo sucesiones de pases, solo errores. Y, cada tanto, algún intento del ala derecha del Lobo con Pintado y Abaldo. Apenas para mencionar otro centro desde la derecha de Abaldo que arañó el arquero y el posterior remate de Garayalde que el mismo Arce pudo controlar arriba. Poco para el Lobo en esos primeros 45 minutos.

El complemento continuó bajo los mismos parámetros. Un par de centros venenosos de David Zalazar movieron el avispero para Gimnasia ante un rival cómodo con el desarrollo del partido y, especialmente, con el resultado.

Enseguida, una muy buena pelota de Pintado para Abaldo terminó en un buscapié que Zalazar, quien llegó muy exigido, no pudo empujar al gol. Y Rodrigo Castillo en la siguiente nunca pudo acomodar el cuerpo para el remate.

Un centro sin peligro para Arce terminó en una acción polémica porque Castillo saltó con el arquero y mientras Arce se quedó con el balón en el suelo, un defensor empujó a Rodrigo Castillo. Era foul en ataque o penal, de ninguna manera el bote a tierra que señaló el debutante Juan Pafundi. Al arquero no lo tocó nadie, por lo que el árbitro debió cobrar penal, más allá de que la entidad del empellón no fue propio de una situación grave, pero lo hizo con el balón en juego, lo que habilita a la acción disciplinaria. Incluso para muchos hinchas triperos a acción pasó desapercibida, una realidad de estos tiempos en los que no se sabe a ciencia cierta qué se cobra y qué no.

Gimnasia sintió que podía quebrar al rival pero no tuvo buena calidad en las llegadas. Riestra apenas intentó llegar con un par de disparos de media distancia sin riesgo para Ledesma.

Sin embargo, minutos después Marcos Ledesma se encontró con la pelota de Jonatahn Herrera, quien desde una posición inmejorable tuvo la situación más clara para la visita luego de una acción en la que Leo Morales se expuso a una posible roja porque era pelota u hombre. Para Pafundi, solo tarjeta amarilla, en medio del silencio de VAR.

Con los ingresos de Pablo De Blasis y Santino Primante, el Tripero trató de forzar el juego en los últimos minutos. Un desborde desde la derecha terminó en un buen cabezazo de Rodrigo Castillo, que no pudo darle fuerza al impacto y encontró una buena respuesta del arquero visitante.

Sobre la hora, un Lobo jugado en ataque casi paga demasiado caro, pero lo salvó Marcos Ledesma. Hubiese sido una absoluta exageración que Gimnasia terminase el encuentro con las manos vacías porque, si bien equivocó conceptos, fue el único que quiso jugar y ganar el partido.

Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2024-9-21-2-23-27-el-lobo-no-tuvo-energizante-deportes